El Real Alcázar de Guadalajara es una fortaleza andalusí de la ciudad que data del siglo IX y que a lo largo de los siglos se ha transformado en palacio, fábrica de sargentos y cuartel militar.
Cerca del barranco del Alamn y de la antigua ruta a Madrid, crea un recinto amurallado de algo más de una hectárea de extensión. Desde sus inicios, se ha mantenido cerca de la puerta de Bradamarte, en el lado oeste de Guadalajara, dividiendo el sector artesanal de Alcallera o Cacharreras del resto de la ciudad. Como fortaleza andalusí, su función principal es la de vigilar la entrada a la ciudad y el tráfico que atraviesa el valle del río Henares y la campiña circundante. Fue un palacio real durante la época cristiana, similar al Real Alcázar de Sevilla y al Alcázar de Córdoba, que se construyeron más o menos en la misma época, pero fue abandonado y convertido en fábrica de sargentos y luego en cuartel militar antes de ser destruido en 1936. Desde 1998 se están llevando a cabo excavaciones e investigaciones arqueológicas, que van desgranando los estratos para dejar al descubierto las estancias específicas de cada época.
Desde 1998, arqueólogos y excavadores han trabajado para reconstruir la historia de los Reales Alcázares de Guadalajara, descubriendo cuatro épocas distintas de construcción: el Alcázar andaluz, el palacio mudéjar, la fábrica de paños y el cuartel de San Carlos.
En 1996, ante la idea de construir allí un teatro, se decidió realizar un estudio arqueológico de la fortaleza. Las investigaciones iniciales desaconsejaron la construcción debido a la posibilidad de que allí residieran importantes piezas arqueológicas; así se demostró. Los Reales Alcázares de Guadalajara se convirtieron entonces en el escenario de una serie de excavaciones arqueológicas.
A través de un taller de empleo, se realizaron las primeras excavaciones en el Alcázar entre 1998 y 2001, revelando los primeros vestigios del palacio bajomedieval, incluyendo elementos ornamentales y las construcciones iniciales, y se consolidaron las caballerizas.
El Ayuntamiento de Guadalajara encargó al Dr. Julio Navarro Palazón, de la Escuela de Estudios Árabes del CSIC, el proyecto de investigación del Alcázar en 2004. En dos campañas distintas, una de agosto a diciembre de 2005 y otra de julio de 2006 a enero de 2007, se llevó a cabo el proyecto. Con el fin de preparar el yacimiento para la siguiente expedición, durante la primera campaña se realizó una limpieza general de los restos y se analizó la distribución del palacio mudéjar de forma puntual. Durante esta operación inicial, los arqueólogos sacaron a la luz numerosas vasijas y juguetes que datan de diferentes épocas en las que el Alcázar estuvo habitado. El Peso de la Harina se limpió y el monumento se preparó para ser visitado por el público durante la segunda fase, en la que también se consolidaron los muros y las ruinas que lo necesitaban.