Durante la segunda mitad del siglo VI a.C., la Acrópolis experimentó una intensa actividad constructiva. El templo de Atenea Polias se sometió a una expansión, y se erigió una stoa adornada con un frontón de mármol que representaba un relieve con figuras prácticamente autónomas, ilustrando la lucha de los dioses contra los gigantes, también conocida como gigantomaquia.
En el año 480 a.C., los persas llevaron a cabo el saqueo y la destrucción de los edificios que se encontraban en la Acrópolis en ese momento, como narra Heródoto.
Durante las excavaciones arqueológicas de 1886, se hallaron en una fosa, presumiblemente creada durante la invasión persa, catorce esculturas de korai y kuroi arcaicos, destacando entre ellas el Moscóforo barbudo y la Cabeza Rampin. El Moscóforo representa a un joven que carga un ternero recién nacido sobre sus hombros. Todas las esculturas de esta época tienen rasgos de ojos en forma de almendra y una sonrisa de estilo "arcaico" que transmite una serenidad placentera; sus músculos están modelados con gran elegancia. Estas esculturas datan de principios del siglo VI a.C., están talladas en mármol y miden 163 cm de altura; actualmente se encuentran en el Museo de la Acrópolis de Atenas. En cuanto a la Cabeza Rampin o Jinete Rampin, presenta una cabeza ligeramente girada que también inclina los hombros, como era común en las estatuas ecuestres para mejorar su visibilidad. El caballo se asemeja a los ejemplares de la misma época que se encuentran en el Museo de la Acrópolis. La guirnalda sugiere que el retratado era un jinete que había obtenido una victoria en alguno de los Juegos Panhelénicos (posiblemente los juegos Píticos, en caso de que la corona fuera de roble, aunque debido a la falta de claridad también podría tratarse de los juegos Nemeos o los Ístmicos, que otorgaban coronas de apio). Se cree que esta escultura fue creada alrededor del año 560 a.C.