La Plaza de la Inmaculada, también conocida como Azabachera, es el lugar donde confluyen los caminos Francés, Primitivo, del Norte e Inglés, justo al lado de la antigua Puerta Francigena o del Paraíso. Bernardo, tesorero de la iglesia, erigió la portada románica en 1122. En 1758, un incendio destruyó esta entrada; las Plateras presentan ahora esculturas rescatadas del incendio. La nueva fue iniciada en 1769 por Domingo Lois Monteagudo y Clemente Fernández Sarela, que la completaron en estilo neoclásico, aunque conservando algunos contornos barrocos del diseño barroco original de Lucas Ferro Caaveiro.
Sobre la fachada principal se alza un monumento a Santiago el Mayor, del siglo XVIII, con los reyes Alfonso III de España y Ordoño II de Portugal arrodillados a sus pies en oración. La estatua central representa la fe.