Es un jardín situado en la ciudad española de Madrid. Declarado de interés histórico-artístico en el año 1931, ocupa una superficie de unas veinte hectáreas, que se extienden, de este a oeste, desde la fachada occidental del Palacio Real hasta el Paseo de la Virgen del Puerto. De norte a sur sus límites quedan configurados por la Cuesta de San Vicente y la Cuesta de la Vega y el Parque de Atenas.
Los jardines se caracterizan por salvar un pronunciado desnivel, provocado por el barranco existente entre el palacio y las riberas del río Manzanares. Fueron trazados en 1844 por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer, quien ideó un conjunto formalista, si bien las obras de ajardinamiento no pudieron llevarse a cabo hasta finales del siglo XIX. Estas corrieron a cargo de Ramón Oliva, que alteró el concepto original mediante un planteamiento romántico. Anteriormente a esta fecha la zona estuvo prácticamente desatendida.
Es uno de los tres recintos ajardinados que adornan el entorno del Palacio Real, pero, a diferencia de los otros dos, su gestión no corresponde al Ayuntamiento de Madrid, sino a Patrimonio Nacional, organismo del que dependen las posesiones que estuvieron en manos de la Corona Española.
Los jardines se hacen eco en su trazado de diversas corrientes, fruto de los avatares ocurridos durante las distintas fases de su construcción. De ahí que no posea características homogéneas y que combine estilos tan dispares como el formalismo o el naturalismo. La mezcla de influencias también es visible en las construcciones que alberga el recinto, con alusiones a modelos rurales, al neogótico o a la arquitectura funcional.
Desde el punto de vista del paisajismo, dominan las arboledas, configuradas siguiendo los gustos románticos de la época, que se unen a toques paisajísticos ingleses, caso de las Praderas de las Vistas del Sol.