La catedral de San Juan Bautista de Albacete es una catedral de culto católico dedicada al patrón san Juan Bautista. Esta catedral tiene sus orígenes en un antiguo templo mudéjar de finales del siglo XIII, sobre el cual se comenzó a levantar en 1515 la actual catedral en estilo renacentista, de manera que el antiguo templo iba siendo demolido conforme el nuevo avanzaba, y no fue hasta 1949 cuando se terminó con su aspecto actual, con su exterior de estilos neorrománico y neogótico.
Está situada en el centro histórico de la capital, sobre una antigua colina entre las plazas de la Catedral y Virgen de los Llanos, uno de los orígenes de la misma. Declarada Bien de Interés Cultural, es el templo principal y la sede episcopal de la diócesis de Albacete. Alberga su interior la imagen original de la Virgen de los Llanos, la patrona de la ciudad, donde es venerada.
En la decoración interior destacan, entre otros elementos, las pinturas realizadas por Casimiro Escribá que pueblan sus muros y que constituyen una de las mayores obras pictóricas del mundo realizadas por un único autor, las cuales están dedicadas a episodios de la Biblia.
La catedral tiene dos fachadas. La de la cara sur tiene una portada de estilo neorrománico, la cual presenta tres arquivoltas de arco de medio punto sostenidas por tres columnas simples, con capiteles con motivos vegetales.
La fachada principal es de estilo neogótico y en ella se sitúa la torre del campanario, de planta cuadrada, y la portada de arco apuntado, sobre la cual se sitúa un rosetón. En el tímpano de esta portada hay un relieve con el tema del bautismo. En la plaza Virgen de los Llanos se encuentra una réplica de la Virgen de los Llanos y es en esa plaza en la procesión de mayo donde se saca a la santísima Virgen y ahí se canta el himno a la Virgen de los Llanos.
En cuanto a su interior, en la actualidad el templo presenta tres naves y tres tramos separados por cuatro elegantísimas columnas jónicas de 13,65 m de altura, quizá las más hermosas del Renacimiento español, no en balde, técnicamente fueron diseñadas por Diego de Siloé y artísticamente por Jerónimo Quijano.