La catedral de Santa María de Gerona se encuentra en el punto más alto de la ciudad; posee la nave gótica más ancha del mundo, con una anchura total de 22,98 metros. Su construcción se inició en el siglo XI en estilo románico, siguiendo en el siglo XIII con el gótico, conservando tan solo el claustro románico del siglo XII y la torre de la misma época que data de 1040; se terminó en el siglo XVIII.
Se tiene noticia de la evolución de la catedral y sus distintas etapas de construcción a partir del año 1015 en que se hallaba en estado lamentable y ruinoso. El obispo Pedro Roger (hijo de Roger II de Cominges, conde de Carcasona), y hermano de Ermesenda de Carcasona, condesa de Barcelona y de Gerona, se ocupó de llevar a cabo las reparaciones importantes en los muros y en las cubiertas de madera. Para hacer frente a estos gastos vendió a su cuñado el conde de Barcelona Ramón Borrell la iglesia de San Daniel por la que recibió 100 onzas de oro.
Cuatro años más tarde, en 1019, se dotó al edificio de manera generosa, con lo que pudieron iniciarse las obras de un claustro y sus dependencias, ampliándose en 1031 y en 1064, siempre en estilo románico.
Se hicieron también obras renovadoras en la cabecera de la iglesia que se consagró nuevamente en 1038. De esta fecha datan dos obras importantes que probablemente proceden de los talleres del Rosellón: la cátedra episcopal y el ara del altar que además se vio lujosamente revestida de oro gracias a un legado especial de la condesa Ermesinda, de 300 onzas de oro.
El patio o primitivo claustro se fue transformando durante el siglo xii. En 1081 se había empezado a construir la torre-campanario que recaía sobre el lado sur del claustro y que fue terminada en 1117 a partir del segundo piso.
A finales del siglo xiii hubo una propuesta de obras para transformar la cabecera que se consideraba insuficiente para el culto litúrgico del momento. A este propósito, en 1292, el tesorero Guillén Jofré hizo donación de 10.000 sueldos catalanes. Pero hasta 1312 no se formalizó el proyecto. El cambio consistió en la ampliación de la cabecera con girola y nueve capillas encargadas a Enrique de Narbona.
Una vez terminado este espacio, el arquitecto Guillermo Monry siguió la ampliación del tramo del coro inmediato al presbiterio, finalizando esta obra en 1368. En este punto era necesario unir la parte nueva con la planta románica por medio de una nave transversal que haría las veces de crucero.
En el 1417 se hizo cargo de la nueva construcción el maestro de la catedral Guillermo Bofill, imponiendo un razonado criterio en cuanto a la técnica a seguir. Así se construyó la enorme nave que mide 50 m de largo por 23 m de ancho y 34 m de alto.
El maestro Bofill no vio finalizada la obra pues el último tramo se edificó ya en el siglo xvi, a cargo del maestro José Ferrer. En 1604 se derribó el frontispicio románico que aún se conservaba.