Elogio del horizonte, es el nombre de una escultura de hormigón, realizada por el escultor vasco Eduardo Chillida. Se trata de una obra de grandes proporciones erigida en el año 1990 en el Cerro de Santa Catalina, y es considerada un símbolo de la ciudad. Se la conoce popularmente como "el váter de King Kong".
La ubicación de la escultura le fue sugerida al alcalde Vicente Álvarez Areces por parte del arquitecto Paco Pol, encargado de la remodelación del Cerro de Santa Catalina en el barrio gijonés de Cimadevilla. Chillida realizó varias maquetas de pequeño tamaño en acero y madera hasta dar con la forma definitiva de la escultura. A partir de uno de estos diseños comenzó la ejecución de la obra, la cual arrancó con la construcción en una nave industrial de Hernani de una maqueta de poliestireno expandido a tamaño natural. Este modelo se utilizó para elaborar en torno a él, con ayuda del equipo de ebanistería de Bereciartúa, la estructura de madera de pino o encofrado que serviría de molde para el hormigón fresco. Tras haber marcado las tablillas de madera, esta estructura se trasladó a Gijón y se volvió a montar pieza por pieza en el Cerro de Santa Catalina. Allí se colocó una armadura metálica que soporta el peso del hormigón que forma la escultura: 500 toneladas.