Santa Sofía es un emblemático edificio ubicado en Estambul, Turquía, que ha desempeñado varios roles a lo largo de su historia. Su construcción se remonta a la época del emperador Constantino el Grande, y la primera iglesia fue inaugurada el 15 de febrero del 360 durante el reinado de Constancio II. Conocida como Μεγάλη Ἐκκλησία —Megálē Ekklēsíā, "Iglesia Grande" en griego— o Magna Ecclesia en latín, esta primera estructura fue erigida junto al palacio imperial y superaba en tamaño a las iglesias contemporáneas de la ciudad.
La iglesia original fue inaugurada por el obispo arriano Eudosio de Antioquía, pero fue quemada y en gran parte destruida durante disturbios en el año 404, durante el exilio del patriarca Juan Crisóstomo. Después de estos eventos, el emperador Teodosio II ordenó la construcción de una segunda iglesia en 415, la cual también sufrió daños significativos durante los disturbios de Niká en 532.
La tercera y actual iglesia, conocida como la Santa Sofía que perdura hoy en día, fue construida por orden del emperador Justiniano I y fue inaugurada el 27 de diciembre de 537. Diseñada por los arquitectos Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles, esta nueva basílica destacaba por su monumentalidad y la utilización de materiales provenientes de distintas partes del imperio. Durante siglos, Santa Sofía sirvió como sede del patriarca ortodoxo de Constantinopla y escenario de ceremonias imperiales bizantinas.
A lo largo de su historia, la iglesia experimentó daños causados por terremotos, incendios y eventos políticos, pero fue restaurada y reconstruida en varias ocasiones. En 1453, después de la conquista otomana de Constantinopla, Santa Sofía fue convertida en mezquita por el sultán Mehmed II. En el siglo XIX, durante el período otomano, se llevaron a cabo importantes restauraciones dirigidas por los arquitectos Gaspare y Giuseppe Fossati.
En 1935, bajo el liderazgo de Mustafa Kemal Atatürk, Santa Sofía fue transformada en museo como parte de los esfuerzos de modernización de Turquía. Sin embargo, en 2020, el presidente Recep Tayyip Erdoğan firmó un decreto para revertir el estatus de museo y convertir nuevamente a Santa Sofía en mezquita, desencadenando reacciones tanto a nivel nacional como internacional.
Esta decisión generó controversia y fue criticada por varios sectores, incluyendo a la UNESCO, pero Santa Sofía ahora funciona como mezquita y está abierta al público, conservando sus elementos históricos y arquitectónicos, aunque algunos mosaicos cristianos son cubiertos durante las oraciones islámicas.