Dedicada al alegre suceso del nacimiento de Jesús, esta fachada presenta una decoración jubilante en la que cada elemento evoca la vitalidad. Enfocándose en el lado más humano y familiar de Jesús, abundan detalles populares como herramientas y animales domésticos. Orientada hacia el levante (nordeste), captura los primeros rayos del amanecer, fortaleciendo la noción de vida y felicidad asociada al nacimiento. Esto contrasta con la fachada de la Pasión, que simboliza la muerte de Cristo y recibe la luz del atardecer. Gaudí analizó meticulosamente el simbolismo de todos los rincones del templo. La fachada se divide en tres arquivoltas, cada una albergando un pórtico dedicado a las virtudes teologales: la Esperanza a la izquierda, la Fe a la derecha y la Caridad en el centro. Su culminación incluye las torres-campanario en honor a san Matías, san Judas Tadeo, san Simón y san Bernabé. El proceso de construcción abarcó desde 1893 hasta 1936.
La escultura original fue creada por Llorenç Matamala y Joan Matamala, con colaboración de Carles Mani, responsable de moldes en cera para varias figuras de la fachada. Más adelante, Jaume Busquets, Joaquim Ros i Bofarull y Etsuro Sotoo también contribuyeron, siendo Sotoo el último en trabajar en la fachada, concluyendo su labor en 2016.