Esta Iglesia está dedicada a Santa Eufemia, una santa que murió martirizada en la época del emperador Adriano. En el año 1060, siglos después de su muerte, una pastora descubrió en Campelo una tumba de la que sobresalía una mano con un anillo de oro en uno de sus dedos. La mujer lo cogió y perdió el habla, pudiendo solo recuperarla tras devolver la joya a la mano que lo tenía. Según la leyenda, se escuchó entonces una voz que afirmó que allí se encontraba la tumba de Santa Eufemia.
Los restos fueron trasladados y enterrados bajo el altar de la ermita de Santa Mariña, entre las diócesis de Braga y Orense. En 1159 el obispo de Orense, Pedro Seguín, con ayuda de una vecina de Manín, intentó trasladar el cuerpo de la santa a la catedral de la ciudad, lo que contó con la oposición de los feligreses de Braga, originándose una disputa entre ambas diócesis. Con el fin de resolver el dilema se tomó la decisión de colocar la urna con el cuerpo de la santa en un carro tirado por bueyes y sepultar sus restos en el lugar a donde los animales se dirigiesen. Los bueyes se encaminaron hacia Orense, deteniéndose en la zona de Seijalvo, lugar donde se erigió un crucero y desde el cual los restos fueron trasladados hasta la capital, explicando este hecho el protagonismo que en ella recibe Santa Eufemia.
La Iglesia de Santa Eufemia fue construida en 1653 gracias a la Orden de la Compañía de Jesús como parte de un colegio jesuita y, en 1767, se transformó en iglesia parroquial de la Diócesis de Orense. Además, es junto con la de Santa María Madre, la iglesia más grande de la ciudad.
En su exterior, se caracteriza por su monumentalidad con forma cóncava, para establecer relación entre la parte central y las laterales, y dos pares gigantes de columnas jónicas compuestas, que flanquean la gran hornacina central con la imagen de la santa.
En la fachada principal de la iglesia se observan dos escudos idénticos, uno al lado izquierdo y otro al lado derecho, pertenecientes al siglo XVIII. Cada uno de estos escudos está dispuesto en seis secciones.
En el interior de la iglesia destaca el altar mayor, procedente de la antigua iglesia de San Francisco. Además, durante la invasión francesa sufrió un gran número de daños y más adelante sirvió de refugio para los soldados portugueses durante la Primera guerra carlista. La inauguración para el culto data del 26 de mayo de 1683. El templo era el segundo construido en el lugar por los hijos de San Ignacio de Loyola. Dicho interior, se caracteriza por ser de poca incidencia barroca, contando con grandes reminiscencias clasistas. Su planta es de cruz latina con tres naves longitudinales, siendo más bajas las laterales, y cuenta con un crucero y capilla mayor, inscrito todo ello en un rectángulo.