Itálica fue una destacada ciudad romana situada en el actual municipio de Santiponce, en la provincia de Sevilla, dentro de la comunidad autónoma de Andalucía. Su historia se remonta al año 206 a. C., cuando fue fundada sobre un antiguo asentamiento indígena de la Turdetania, habitado al menos desde el siglo IV a. C. En el entorno del yacimiento se han hallado vestigios de ocupaciones aún más antiguas, de origen argárico y griego, que demuestran la relevancia del lugar mucho antes de la llegada de Roma.
Durante la República romana, Itálica alcanzó una posición de cierta importancia, y su desarrollo fue aún mayor en la etapa imperial, a pesar de que nunca llegó a ser capital de provincia ni de convento jurídico. Aunque durante mucho tiempo se pensó que la ciudad fue abandonada en el siglo IV, en realidad solo se desocupó la zona de expansión impulsada por Adriano. La población se replegó hacia el núcleo original, situado bajo el actual casco urbano de Santiponce, donde continuó existiendo una comunidad activa y prestigiosa durante el Bajo Imperio y la época visigoda.
De este periodo se conservan abundantes restos arqueológicos, y las fuentes indican que el rey visigodo Leovigildo mandó restaurar sus murallas en el año 583, en el contexto de su enfrentamiento con su hijo Hermenegildo. La relevancia de Itálica en esos siglos se refleja también en su papel religioso: se conocen varios obispos italicenses que participaron en concilios cristianos, el último de ellos, Cuniuldo, documentado en el XVI Concilio de Toledo del año 693.
La ciudad mantuvo cierta vitalidad durante la dominación musulmana, cuando fue citada por cronistas árabes bajo el nombre de Talikah o Taliqa. Incluso se conocen personajes que adoptaron la nisba al-Talikí, vinculada al lugar. No obstante, hacia el siglo XII, Itálica quedó definitivamente despoblada, convirtiéndose en un paraje abandonado conocido como Campos de Talica o Sevilla la Vieja.
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