Los Jardines de Monforte Sancho fueron trazados en el siglo XIX en corte neoclásico por encargo de Juan Bautista Romero, Marqués de San Juan. Cuenta con abundantes estatuas de mármol; estanques y surtidores, detalles arquitectónicos y un pabellón de descanso.
Inicialmente conocido como el Hort de Romero (Huerto de Romero), su propietario Juan Bautista Romero, Marqués de San Juan, encargó al arquitecto Sebastián Monleón y Estellés el diseño siguiendo sus indicaciones en 1859. El jardín recibe el nombre de Monforte por haber pasado a la familia de este apellido a la muerte del marqués, en 1872. Los jardines fueron restaurados en los años 1940 por Javier Winthuysen Losada y las obras fueron ejecutadas por el jardinero municipal Ramón Peris.
Al jardín se accede al mismo atravesando el zaguán del pabellón, cuya planta baja comunica directamente a una plazoleta de forma semicircular cerrada por un barandal de hierro adornada con bustos de filósofos sobre pedestales. Dicha plazoleta da paso a una artística portada neoclásica, exenta, flanqueada por dos leones de mármol, obra de José Bellver para la escalinata del Congreso de los Diputados, en Madrid, donde no llegaron a colocarse.
Tiene este jardín otro acceso por la galería porticada del pabellón o palacete, que comunica a un parque rectangular, en desnivel, circundado por muretes ornados con "alfàbegues" de Alcora. Lo más vistoso de este recinto son los juegos de agua de la alberca y de los dos graciosos estanques de los ángulos, con grupos escultóricos de amorcillos en los respectivos surtidores, sobre pedestales de pechinas.
En consonancia con el carácter señorial del jardín se conserva el pabellón de recreo, especie de palacete construido a iniciativa del propio Marqués de San Juan, y cuya puerta es paso obligado, y único, al jardín. A la izquierda del zaguán una escalinata cuyas paredes se decoran con nueve figuras femeninas pintadas al temple y otros tantos medallones con amorcillos, conduce al piso principal, con varias estancias en torno a una central, porticada en estilo neopalladiano, cubierta con bóveda octogonal sobre pechinas, en cuyos segmentos aparecen pintadas diversas alegorías. Desde los balcones de este piso o desde la terraza abalaustrada se contemplan interesantes panorámicas de tan suntuoso jardín.