Acueducto de los Milagros

El acueducto de los Milagros es una antigua obra de ingeniería que abastecía de agua a la ciudad romana de Emérita Augusta, la actual Mérida, en Extremadura. Esta ciudad fue la capital de la provincia romana de Lusitania desde el siglo I, y el acueducto se utilizó durante varios siglos. En 1912 fue declarado Monumento nacional y desde 1993 forma parte del conjunto arqueológico de Mérida, protegido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Durante mucho tiempo se creyó que el acueducto estaba directamente relacionado con el embalse de Proserpina, situado a unos cinco kilómetros. Sin embargo, investigaciones más recientes han revelado tramos que extienden su longitud más allá de ese punto, lo que sugiere que el embalse podría no haber sido construido en época romana. La parte más conocida del acueducto, visible cerca del casco urbano, se caracteriza por el uso de ladrillo cocido. Uno de estos ladrillos ha sido datado por termoluminiscencia en el año 290, lo que indica una posible reconstrucción durante el gobierno del emperador Diocleciano, tal vez para sustituir un sistema de sifón anterior.

Aunque se ha sugerido que su origen podría remontarse a las dinastías Julio-Claudia o Flavia, no existe una fecha definitiva sobre su construcción. Algunos investigadores incluso han propuesto una fecha posterior, entre los siglos IV y V, con posibles influencias bizantinas, aunque esta hipótesis ha generado controversia y ha sido rechazada por diversas autoridades.

El acueducto tenía la función de transportar agua hacia la zona occidental de la ciudad. El recorrido, de unos 10 u 11 kilómetros, comenzaba en el embalse de Proserpina y seguía un trayecto subterráneo adaptado a la orografía, salvo en los puntos donde cruzaba pequeños arroyos mediante arquerías elevadas. La parte más impresionante es la serie de arcos que atraviesa el valle del río Albarregas, con una longitud de 830 metros y una altura máxima de 25 metros. Esta sección está compuesta por pilares de granito y ladrillo dispuestos en capas alternas, lo que crea un efecto visual muy característico.

Los arcos superiores, también de ladrillo, se enlazan entre los pilares, cuyo interior es de hormigón romano. Solo el arco que cruza el cauce del río está construido con dovelas de granito cuidadosamente labradas. De los pilares originales, aún se conservan 73 en distinto estado de conservación.

El nombre “acueducto de los Milagros” proviene de la admiración popular por su resistencia al paso del tiempo, como si fuera fruto de un milagro. Muy cerca de esta estructura se encuentra también el pequeño puente romano de Albarregas, que discurre paralelo a los arcos del acueducto.

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