Escena

El Teatro Romano de Mérida presenta una escena notablemente elaborada, destacándose por su plataforma elevada llamada pulpitum, la cual tiene unas dimensiones impresionantes de sesenta metros de ancho y siete de profundidad. El frente de esta plataforma, conocido como proscaenium, muestra un diseño complejo con entrantes que alternan formas rectangulares y semicirculares. En cada extremo del pulpitum, dos pequeñas escaleras conectan esta plataforma con la orchestra, permitiendo una interacción fluida entre los actores y el coro. Originalmente, el suelo del pulpitum estaba cubierto de madera y poseía orificios destinados a sostener las escenografías. Además, junto a la puerta central de la escena, se encuentran piedras con agujeros que se cree servían para instalar los periatti, prismas giratorios con diferentes decorados para cambiar el ambiente según el tipo de representación: tragedia, comedia o sátira.

La scaenae frons o fachada escénica se eleva majestuosa a 17 metros de altura y está ricamente adornada. Esta estructura monumental rompe la linealidad a través de entrantes y salientes que combinan líneas rectas y curvas, creando un dinámico telón de fondo. La puerta principal de la escena, llamada valva regia, se sitúa en un nicho central semicircular y servía como entrada para los actores principales. Flanqueando esta puerta, dos entradas adicionales conocidas como valva hospitalia se abren en nichos rectangulares, proporcionando acceso a otros actores.

Durante el siglo XX, la scaenae frons fue parcialmente reconstruida basándose en modelos similares como el teatro de Sabratha en Libia. Esta reconstrucción incluyó dos órdenes de columnas corintias superpuestos, cuyo basamento original se encontró en su lugar durante las excavaciones. Las columnas, con fustes de mármol gris azulado y capiteles y entablamentos blancos, aportan un contraste cromático que realza la decoración. El entablamento sobre las columnas, compuesto por un arquitrabe, friso y cornisa, está meticulosamente tallado con ornamentos detallados. Todo este conjunto de mármol fue elaborado principalmente con mármol de Macael, conocido por su calidad y belleza.

La scaenae frons no solo es un prodigio arquitectónico sino también un escenario para un conjunto escultórico de gran valor. Entre las columnas se colocaron estatuas que representan figuras mitológicas, entre ellas el mito de Proserpina, raptada por Plutón, lo que refleja la importancia de los temas religiosos en Augusta Emerita, ciudad cuya economía dependía en gran medida de la agricultura. Las estatuas de dioses como Ceres, Plutón y Júpiter se encuentran junto a retratos humanos, aunque muchos de estos últimos han perdido sus cabezas, dejándonos solo con sus cuerpos togados y armados.

Detrás de la scaenae frons se ubican varias dependencias conocidas como postcaenium, utilizadas por los actores para prepararse. El muro del podio de la scaena muestra signos de múltiples reformas. En particular, se han identificado modificaciones significativas durante el reinado de Domiciano (81-96 d.C.) y la dinastía Flavia en la segunda mitad del siglo I d.C. Más tarde, entre los años 333 y 337, bajo el reinado de Constantino I, el teatro experimentó una serie de renovaciones como parte de un amplio programa de mejoras, coincidiendo con la época en que Mérida se convirtió en la capital de la Diócesis de Hispania, reflejando la reorganización administrativa del imperio llevada a cabo por Diocleciano.

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