Teatro Romano de Mérida

El Teatro Romano de Mérida es un majestuoso ejemplo de la arquitectura de la Antigua Roma, erigido en la colonia Augusta Emerita, conocida hoy como Mérida. Promovido por el cónsul Marco Vipsanio Agripa, el teatro se inauguró alrededor del año 16-15 a.C., según una inscripción hallada en el propio recinto. Este monumento, descrito por el arquitecto José Menéndez-Pidal como el "Príncipe entre los monumentos emeritenses", es una pieza clave del Conjunto Arqueológico de Mérida, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993.

El teatro ha experimentado varias fases de remodelación. La más significativa se produjo en el siglo I d.C., cuando se construyó el imponente frente escénico que vemos hoy en día. Posteriormente, en la época de Constantino I, entre los años 333 y 337, se realizaron otras modificaciones importantes. Sin embargo, el teatro cayó en desuso en el siglo IV d.C. tras la oficialización del cristianismo en el Imperio Romano, ya que las nuevas normas religiosas consideraban inmorales las representaciones teatrales. Esto llevó al teatro a ser parcialmente demolido y cubierto de tierra, con solo las gradas superiores visibles, conocidas localmente como "Las Siete Sillas".

Las excavaciones arqueológicas que revelaron el teatro comenzaron en 1910, marcando el inicio de su redescubrimiento. En 1962, se emprendió una reconstrucción parcial que devolvió parte de su antiguo esplendor. Hoy en día, el teatro no solo es un importante sitio histórico, sino que también cobra vida cada año desde 1933, al albergar el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, un evento que celebra las artes escénicas y conecta el pasado con el presente en este impresionante escenario romano.

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