La muralla de Vitoria fue un recinto murado que fortificó en la Edad Media el poblado de Vitoria, y su construcción se cree tuvo lugar a finales del siglo XI o principios del siglo XII, aunque existen sólidos argumentos histórico-numismáticos que apuntan que, en realidad, la muralla se erigió en la segunda mitad del siglo XII.
Se conserva aproximadamente la mitad del volumen total, y fue recuperada a principios del siglo XXI en una actuación que recibió una mención especial en la categoría de conservación en los Premios Europa Nostra en España en 2010.
El recinto amurallado medieval de la ciudad fue construido en un momento indeterminado del siglo XII, unos años antes de que el rey Sancho VI de Navarra fundara la villa en 1181 bajo el nombre de Nueva Victoria. Este recinto murado ya consta en el fuero concedido el mismo año de la fundación.
Durante los últimos siglos permaneció oculta entre las edificaciones del casco histórico, hasta que un equipo de investigación arqueológica de la Universidad del País Vasco llevó a cabo unas excavaciones arqueológicas en el subsuelo de la catedral de Santa María en 2001, en las que fueron descubiertos los restos de las zapatas de la antigua muralla.
Después de analizarse los restos se pudo comprobar que la citada zapata correspondía con la primera muralla que rodeaba el poblado pero que tenía una antigüedad anterior a la fundación de la ciudad. Ello denotaría un cierto poder económico y de liderazgo social, desconociéndose hasta el día de hoy quienes pudieron ser sus impulsores o de que se defendían empleando para ello tantos recursos.