El Museo Arqueológico de Murcia se encuentra en la ciudad del mismo nombre, en la Región de Murcia. Tiene su origen en el antiguo Museo Provincial que fue creado por Real Orden del Ministerio de Fomento el 6 de julio de 1864 gracias a las aportaciones de la Comisión Provincial de Monumentos. Sus primeras sedes fueron el Teatro de los Infantes (1864), el edificio del Contraste de la Seda (1866) y el actual Museo de Bellas Artes de Murcia (1910).
En 1953, las colecciones arqueológicas del Museo Provincial se trasladaron al actual edificio, construido entre 1941 y 1953 por Luis Moya Blanco y José Luis de León para la Casa de la Cultura, dando lugar al Museo Arqueológico de Murcia. En 1962, la colección arqueológica y el edificio fueron declarados Monumentos Histórico-Artísticos.
El museo alberga una exposición permanente de la arqueología de Murcia y su región desde el Paleolítico hasta la época tardorromana. La sección de arqueología medieval islámica se exhibe actualmente en el cercano Museo de Santa Clara.
Planta baja
Sala 1: Concebida como espacio introductorio al museo, la sala presenta una maqueta de la Región de Murcia y un recorrido virtual por sus principales yacimientos arqueológicos, ordenados por culturas y municipios.
Sala 2: Dedicada al Paleolítico. Durante este largo periodo cultural, que abarca desde el origen de los homínidos (hace más de dos millones y medio de años) hasta los cambios climáticos del Holoceno (hace unos diez mil años), el ser humano evolucionó como especie, conoció el fuego y desarrolló diferentes avances tecnológicos dentro de una economía de subsistencia basada en la caza, la pesca y la recolección. En el caso de la Región de Murcia, el periodo está bien documentado a partir del Paleolítico Medio. En la sala se exponen colecciones de yacimientos musterienses como Las Toscas (Molina de Segura), Cerro de la Fuente (Yecla) y Cueva Antón (Mula), destacando también la colección epipaleolítica de la Cueva del Algarrobo (Mazarrón). Un audiovisual sobre la evolución humana explica los pasos de la misma, mientras que otro muestra la variedad de objetos líticos paleolíticos y su funcionalidad.
Sala 3: Dedicada al Neolítico. Periodo decisivo en la historia de la evolución humana (8º-4º milenio a.C.), se caracteriza por la progresiva sedentarización de las sociedades y los inicios de la agricultura y la ganadería, tras lentos y accidentados procesos de experimentación. En la sala se ha reconstruido la maqueta de una cabaña y en la vitrina contigua se expone una colección de fragmentos de cerámica decorada procedentes del yacimiento del Hondo del Cagitán (Mula) y un conjunto de hachas de la tradición neolítica-neolítica.
Sala 4: Arte Prehistórico. Desde el Paleolítico Superior y hasta la Edad del Bronce, las comunidades europeas desarrollaron las primeras manifestaciones con intención estética y simbólica que hoy se pueden definir como arte. La importancia del arte rupestre en la Región de Murcia llevó a su declaración por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad el 2 de diciembre de 1998. En la sala se proyectan dos audiovisuales en paralelo: uno muestra el proceso de realización de una pintura y el otro reproduce, sobre la escenografía de una cueva, los trazos de las principales pinturas prehistóricas conocidas en la región.
Sala 5: Dedicada a los avances tecnológicos que permitieron a las sociedades prehistóricas adaptarse al entorno y mejorar progresivamente sus condiciones de vida. En la sala, tres vídeos muestran la fabricación de herramientas líticas, óseas y cerámicas, mientras que una selección de herramientas en distintos procesos de fabricación y con diferentes grados de complejidad enfatiza el concepto de evolución.
Sala 6: Recrea un taller de arqueología. Un entorno de laboratorio, con diferentes instrumentos de análisis y réplicas de objetos arqueológicos, muestra el carácter científico de la arqueología y su valor como ciencia que permite descifrar las claves de nuestro pasado.
Sala 7: Dedicada al Calcolítico. Entre el IV y el II milenio a.C., numerosas transformaciones en los patrones de asentamiento y en el mundo funerario revelan la aparición de sociedades más avanzadas. A lo largo de este periodo se produjeron importantes avances tecnológicos, como la aparición de la metalurgia del cobre. En la primera parte de la sala, dedicada a la vida cotidiana, se expone una maqueta de una casa calcolítica y varias vitrinas con una selección de materiales líticos, metálicos y cerámicos que explican el desarrollo de las actividades económicas en los asentamientos, destacando el de Murviedro (Lorca). En la vitrina 4 se puede ver una valiosa colección de elementos campaniformes, un horizonte cultural de difusión europea entre el Calcolítico y la Edad del Bronce. La heterogeneidad de los rituales de enterramiento característicos de la época se explica en la última parte de la sala; las vitrinas muestran aquí ajuares funerarios de diferentes yacimientos con enterramientos múltiples como el Barranco de La Higuera (Fortuna), la Loma de los Peregrinos (Alguazas) y Murviedro, mientras que un audiovisual describe el proceso de construcción de un monumento funerario megalítico.
Sala 8: Centrada en la arqueología de la muerte. Un audiovisual nos adentra en el mundo de la muerte y las creencias en la prehistoria y nos explica cómo el estudio y análisis de las prácticas funerarias nos ayuda a conocer muchos detalles de las sociedades del pasado.
Sala 9: Dedicada a la Edad del Bronce argárica. El segundo milenio a.C. en el sureste de la Península Ibérica está representado por un peculiar horizonte cultural con rasgos muy bien definidos, conocido hoy como la cultura argárica. Una introducción interactiva permite al visitante hojear la edición facsímil del libro Las primeras edades del metal en el sureste de España, de los hermanos Siret, pioneros de la arqueología en la zona y especialmente de la cultura argárica. La vitrina 2 contiene una serie de materiales cerámicos de gran calidad, entre los que destacan los vasos carenados de La Bastida de Totana, la copa de Cabezo Negro (Lorca) y el vaso lenticular de Monteagudo. En la siguiente vitrina, materiales que explican la proliferación y generalización del uso de metales como el cobre, el bronce y la plata para fabricar herramientas, armas y adornos, siendo muy significativas la espada de Cabeza Gorda y el puñal de ocho remaches de Monteagudo. A continuación, la recreación de la casa Y/Z de El Rincón de Almendricos (Lorca) nos introduce en la vida cotidiana de un asentamiento argárico. La casa exhibe materiales característicos como piedras de molino, cerámicas, pesas de telar, industria lítica y ósea y fragmentos de techumbre de yacimientos como La Bastida y El Rincón de Almendricos. El mundo funerario argárico se caracteriza por el enterramiento de los cadáveres en el interior de los asentamientos o en zonas próximas a ellos. Una gran vitrina muestra diferentes modelos de enterramientos argáricos en urnas, cistas y urnas dobles procedentes de los yacimientos de Puntarrón Chico (Beniaján, Murcia), Los Molinicos (Moratalla) y Loma del Tío Ginés (Puerto Lumbreras). Las vitrinas 6-7 muestran material excepcional encontrado en dos importantes yacimientos argáricos de la Región de Murcia, Monteagudo y La Bastida de Totana. En la vitrina 8, dedicada a las ofrendas funerarias, destaca la procedente de la cista número 1 de Rincón de Almendricos, en Lorca.
Sala 10: Dedicada a la Edad del Bronce Tardío. A finales del I milenio a.C., las comunidades humanas del sureste de la Península Ibérica sufrieron una serie de transformaciones como consecuencia de la superposición de diversas aportaciones culturales procedentes de la Edad del Bronce atlántica y europea y, posteriormente, del Mediterráneo. A lo largo del periodo se observan supervivencias de épocas anteriores, pero también se detectan nuevas formas de explotación de los recursos naturales, un aumento de las redes de intercambio, el desarrollo de actividades metalúrgicas y la introducción de importantes avances tecnológicos. En la sala se exponen una serie de materiales metálicos, entre los que destaca un hacha de anillo lateral de tecnología atlántica procedente de Peña Rubia (Lorca). La colección de materiales procedentes del complejo funerario del Llano de Los Ceperos (Lorca) evidencia el uso de la cremación en los rituales funerarios de la época. La sala se completa con un interactivo con los grandes grupos culturales del Bronce Tardío europeo y las rutas comerciales fenicias en el Mediterráneo.
Sala 11: Se centra en la tecnología de los metales. La metalurgia es uno de los avances tecnológicos más importantes de la prehistoria reciente. La sala explica el proceso metalúrgico con una proyección audiovisual y la exposición de diferentes materiales relacionados con la minería y la metalurgia.
Sala 12: Dedicada a la aparición de la escritura como elemento clave en el paso de la prehistoria a las sociedades históricas. En esta sala se proyectan diferentes alfabetos conocidos en el área mediterránea, como el fenicio, el griego, el ibérico y el latino.
Sala 13: Esta sala se centra en la cultura ibérica. La evolución interna de las sociedades indígenas de finales de la Edad del Bronce y las aportaciones de los pueblos del Mediterráneo oriental y central (fenicios, púnico-cartagineses, griegos y etruscos) impulsaron el desarrollo de la cultura ibérica en gran parte del territorio peninsular entre los siglos VII y I a.C. En la primera parte de la sala, los materiales del yacimiento de Los Molinicos (Moratalla) acompañan a la recreación de una vivienda del mismo y nos permiten conocer las formas de explotación económica ibérica y el desarrollo de la vida en los asentamientos. En las vitrinas 3 y 4 se exponen materiales cerámicos que muestran la evolución formal y decorativa de la cerámica ibérica. Junto a los espléndidos conjuntos cerámicos, un audiovisual recrea a un alfarero elaborando un calatos. Todo ello muestra el importante desarrollo de la producción alfarera especializada que supuso la proliferación del uso del torno. Entre los materiales expuestos se encuentran los calatos del enterramiento 500 de Verdolay, del siglo II a.C. Entre los materiales expuestos destacan el calatos del enterramiento 500 de Verdolay, del siglo II a.C., y un vaso cónico bicolor con una decoración zoomorfa de gran realismo, conocido como "vaso de las cabras y los peces". Una buena selección de cerámica ática, púnica y rosácea puede verse en la sala dedicada al comercio, con ejemplos como el skyphos ático de Castillejo de los Baños (Fortuna), las cráteras campaniformes de Cabecico del Tesoro (Verdolay, Murcia) y Galera (Granada) o el enochus de figura roja de Alcantarilla. El mundo religioso ibérico, sin duda influido por elementos indígenas y otros mediterráneos, está bien representado en la sala por los extraordinarios materiales encontrados en el Santuario de la Luz (Verdolay, Murcia), entre los que destacan una colección de exvotos de bronce y la cabeza de una diosa realizada en piedra. La sociedad ibérica se conoce en gran medida gracias a los ajuares funerarios recuperados en las necrópolis, ya que muestran las diferencias de estatus y de género. En esta sala se exponen ajuares funerarios pertenecientes a guerreros, con extraordinarias piezas de panoplia, como las encontradas en la tumba 597 de Cabecico del Tesoro y en la tumba 7 de Castillejo de Los Baños. Los procesos de transformación de la sociedad ibérica se explican a través del análisis de la evolución de los ajuares funerarios encontrados en la necrópolis de Cabecico del Tesoro, desde el siglo IV al I a. C., que se vincula así al proceso de romanización del territorio. Por último, una serie de elementos escultóricos hallados en contextos funerarios, entre los que destacan el monumento funerario de Coy (Lorca) y la escultura sedente de Verdolay, ponen de manifiesto el desarrollo artístico alcanzado en época ibérica.
Sala 14: Sala dedicada a Roma. A partir del siglo II a. a.C., las sociedades indígenas de la Península Ibérica se vieron inmersas en un profundo proceso de transformación debido a la conquista romana del territorio, tras los enfrentamientos entre romanos y cartagineses a finales del siglo III a.C. C. La importancia de la riqueza minera del sureste de la península explica los esfuerzos de Cartago y Roma por controlar la región. Un audiovisual, junto con la exposición de una importante colección de objetos mineros procedentes de Mazarrón y Cartagena, permite acercarse a la importancia económica de esta actividad durante ese periodo. También en esta primera parte de la sala se pueden ver materiales de la época republicana, entre los que destacan el conjunto de terracotas de Calvi y el mosaico inscrito de la Loma de las Herrerías (Mazarrón). La región comerciaba con las zonas vecinas y con Roma, por lo que la recreación de un barco explica el continuo flujo de actividades comerciales en el Mediterráneo. La minería y las actividades agrícolas y pesqueras atrajeron a colonizadores y comerciantes y propiciaron la aparición de élites, el crecimiento paulatino de los núcleos urbanos y un importante proceso de monumentalización de las ciudades, caso especialmente relevante en el sureste peninsular en la ciudad de Cartago Nova (Cartagena), que ha sido recreada en una maqueta. El crecimiento urbano y las diferencias de riqueza y estatus social generaron diferentes soluciones arquitectónicas para alojar a la población. La domus en los centros urbanos y la villa en las zonas rurales son los modelos característicos de la época. En la sala se exponen vajillas y ornamentación doméstica con ejemplos de mosaicos y decoración parietal de las villas de Paturro en Portmán (La Unión) y Los Torrejones (Yecla). En otra vitrina se exponen objetos relacionados con la ornamentación e higiene personal, como agujas, ungüentos de cristal y amuletos de diversa procedencia. Por último, el conjunto escultórico consagrado por el dispensador Albanus de Mazarrón, el Hércules de Los Torrejones (Yecla), la Pudicitia de Cartagena, las hermas encontradas en la calle Monroy de la misma ciudad y los fragmentos escultóricos de la villa de Paturro. Al final de la sala se encuentra una colección epigráfica de carácter conmemorativo y funerario y las aras de Begastri (Cehegín) y Monteagudo (Murcia).
Sala 15: Centrada en el cristianismo antiguo y la época visigoda. Factores de muy diversa índole, como las continuas presiones sobre las fronteras del imperio y la creciente autonomía de las aristocracias provinciales, provocaron una profunda crisis en el estado y la sociedad romana. La autoridad imperial se mantuvo hasta finales del siglo V d.C. en la costa murciana, pero el establecimiento del reino visigodo a finales de ese siglo provocó su desaparición y la consolidación de las aristocracias locales, basadas en la propiedad agrícola como modelo económico. Las continuas crisis de la monarquía visigoda facilitaron una efímera ocupación bizantina del sureste de España y parte de Andalucía bajo el emperador Justiniano a mediados del siglo VI d.C. En la sala se exponen importantes elementos arquitectónicos procedentes del Martirio de La Alberca, de mediados del siglo IV d.C. y uno de los edificios más importantes de la Antigüedad Tardía en la Península Ibérica, y de la Basílica de Algezares, del siglo VI d.C. y descrita como un importante complejo religioso perteneciente a los aristócratas locales de la época. También destacan los fragmentos de sarcófagos procedentes de Murcia y Los Torrejones (Yecla) junto con un espléndido lote de materiales tardoantiguos procedentes del dragado del Puerto de Mazarrón (Mazarrón) y del Salto de la Novia (Ulea).
Sala 16. Audiovisual. Visiones de la Arqueología. El recorrido por las salas de la exposición permanente finaliza con un audiovisual que muestra diferentes momentos del trabajo del arqueólogo, desde la prospección y excavación del yacimiento hasta el estudio de los materiales en el laboratorio.