De este antiguo palacio del siglo XIV, construido por Pedro Suárez de Quiñones y su esposa Juana González de Bazán, se conserva el cuerpo central de la fachada, con tres escudos, el central de los Quiñones y los laterales de los Bazán. Está construido de piedra sillería y tiene cerca de once metros de ancho. La portada es gótica con dintel sobre modillones, un gran arco apuntado cobija el tímpano, y se encuadra en ancho molduraje.
Catalina Pimentel lo amplió construyendo el torreón renacentista de tres pisos, de aparejo almohadillado, hecho en sillería y tableros de pizarra verde. Los antepechos de las ventanas ostentan las arenas de los Quiñones rodeadas de motivos frutales.
En este palacio estuvo muchos años instalado el Tribunal de la Inquisición. Fue declarado Monumento Histórico en 1931, y es propiedad de la Fundación Octavio Álvarez Carballo.
Fue restaurado completamente y se utiliza como lugar de exposiciones temporales. Además ha sido cedido parcialmente por el Ayuntamiento de León a la Universidad de Washington, que utiliza el edificio como sede en España, para el aprendizaje del español por parte de sus alumnos.