Carlos III lo adornó durante su reinado, inspirándose en los edificios comparables que construyó cuando gobernaba Nápoles y Sicilia, en particular el Palacio Real de Portici. Durante el montaje, las placas de porcelana se sujetaban mediante bastidores. Juan Bautista de la Torre y Genaro Boltri fueron los responsables del diseño decorativo, realizado a la manera del clasicismo barroco tardío.
Uno de los elementos decorativos más exquisitamente diseñados por Gasparini es el suelo de esta sala. Está compuesto por una finísima incrustación de mármol coloreado y, en invierno, una alfombra de lana imita los dibujos que representa el mármol.