El antiguo título del Coliseo, conocido como Amphitheatrum Flavium (Anfiteatro Flavio), se atribuye a su construcción durante el gobierno de la dinastía Flavia, tras el reinado del emperador Nerón. De manera peculiar, este nombre no se limitaba al Coliseo, ya que Vespasiano y Tito, los artífices de este majestuoso anfiteatro, también erigieron otro recinto de similares características en la localidad de Puteoli (hoy conocida como Pozzuoli), al que otorgaron el mismo nombre. Aunque el epíteto "Anfiteatro Flavio" sigue en uso en la actualidad, el colosal edificio es universalmente identificado como el Coliseo.
En épocas antiguas, es posible que los romanos hayan referido al Coliseo de manera no oficial como "Amphitheatrum Caesareum", aunque esta designación podría haber tenido una connotación más poética que práctica.
El apelativo actualmente reconocido, "Coliseo", comenzó a ganar notoriedad a partir del siglo VIII y se presume que se originó debido a la presencia de una monumental estatua del emperador Nerón, conocida popularmente como el "Coloso" (Colossus), que se encontraba en las cercanías del edificio. Se cree que la estatua fue derribada en algún momento para reciclar su bronce, y solo su pedestal ha sobrevivido, situado entre el anfiteatro y el templo de Venus y Roma.
El nombre original en latín, Colosseum, gradualmente evolucionó a Coliseum en la Edad Media, dando origen al término en español "Coliseo", que finalmente se hizo más popular que "Anfiteatro Flavio". Con el tiempo, este término también se convirtió en un referente para grandes construcciones destinadas al entretenimiento, incluyendo teatros de gran envergadura y, en general, cualquier otro edificio impresionante destinado al espectáculo.