En 1666, bajo la dirección de José de Vega y Verdugo, José de la Pea de Toro comenzó a construir la fachada de estilo barroco de la catedral que da a la plaza de la Quintana; le siguió Domingo de Andrade, quien, en 1700, la completó con grandes columnas que salvan dos pisos de ventanas, una balaustrada con grandes pináculos y un edículo con una escultura ecuestre de Santiago desaparecida. En el dintel de esta puerta figura el escudo real de España, que es como la monarquía española entraba originalmente en la catedral, de ahí su nombre.
La puerta más cercana a la escalinata es la llamada Puerta Santa o del Perdón, que suele estar cerrada tras una reja y sólo se desbloquea el 31 de diciembre de los años jubilares. Se trataba de una puerta más pequeña, una de siete, y recibía el nombre de San Pelayo, cuyo monasterio se encontraba justo enfrente. Santiago, con Atanasio y Teodoro como seguidores, está representado en un nicho sobre esta puerta. La mitad inferior y ambos lados de la entrada tienen ahora veinticuatro imágenes de profetas y apóstoles (incluido el propio Santiago) procedentes del coro de piedra original del Maestro Mateo. La verdadera Puerta Santa, que conduce a la girola del ábside, se encuentra en el interior de esta puerta, a la que se accede a través de un pequeño patio.