En 1969, el Parque Nacional de Doñana fue oficialmente establecido mediante un decreto. En ese momento, parte de su territorio pertenecía al Ministerio de Educación y Ciencia, mientras que otras áreas permanecían en manos privadas. Diez años después, gracias a la persistente labor de un grupo de biólogos, se superaron las objeciones de los intereses arroceros y se amplió la zona protegida con la creación del "preparque de Doñana".
En 1980, la Unesco reconoció la importancia ecológica de Doñana al designarlo Reserva de la Biosfera, abarcando 77,260 hectáreas. Esta designación se compone de una Zona Núcleo de 50,720 hectáreas y una Zona Tampón de 54,250 hectáreas. La altitud de Doñana varía desde el nivel del mar hasta 40 metros sobre el mismo. La Unesco destacó su valor por la diversidad de ecosistemas y la abundancia de especies que alberga. En 1982, Doñana fue añadida a la lista de humedales protegidos por el Convenio de Ramsar.
En 1989, la Junta de Andalucía transformó el preparque en el Parque Natural de Doñana, y en 1994, la Unesco elevó su estatus al incluirlo como Patrimonio de la Humanidad. Esta distinción reforzó significativamente las iniciativas de conservación del área. Sin embargo, en 1998, el parque sufrió el impacto del desastre de Aznalcóllar, cuando una inundación de lodos tóxicos de la mina de Boliden-Apirsa contaminó el río Guadiamar y afectó parte del entorno de Doñana.