La marisma

Marismas de Doñana: Un Ecosistema Vital y Vulnerable

Las marismas de Doñana, parte integral del complejo de marismas del Guadalquivir, coinciden con lo que se cree que fue el antiguo Lacus Ligustinus. Este ecosistema es el más extenso del Parque Nacional de Doñana, cubriendo aproximadamente 27,000 hectáreas. Las marismas son cruciales como zonas de paso, cría y refugio para aves migratorias europeas y africanas. Su carácter estacional es muy pronunciado, dependiendo de la aportación de agua de algunos arroyos y de las precipitaciones.

Durante el otoño, las marismas empiezan a llenarse con las primeras lluvias. En invierno, el agua se acumula, creando un paisaje inundado que en primavera se adorna con flores como los ranúnculos y extensiones de plantas como la castañuela y el bayunco. Sin embargo, en verano, la marisma se seca, convirtiéndose en una desolada superficie de arcilla agrietada.

Las marismas se dividen en varias zonas con características distintas:

Marisma Dulce: Esta zona, más profunda, retiene agua por más tiempo, lo que reduce su salinidad y permite el crecimiento de abundante vegetación palustre. Es un refugio y fuente de alimento para numerosas especies de aves, como los flamencos (Phoenicopterus ruber) y los ánsares comunes (Anser anser).

Marisma Salada: Conocida también como marisma de almajo, es menos profunda y tiene un mayor contenido salino debido a la menor aportación de agua dulce. La vegetación aquí es escasa, pero es el lugar donde anidan grandes colonias de aves limícolas.

Caños: Originalmente arroyos o afluentes del río, ahora están cubiertos de eneas y carrizos. Estos canales albergan diversas especies de peces, ranas, galápagos y aves de ribera.

Vetas y Vetones: Son terrenos elevados que rara vez se inundan, actuando como refugios durante las inundaciones y siendo áreas clave para la nidificación de aves. Tradicionalmente, estos lugares eran utilizados por ganaderos y pescadores para construir sus viviendas.

Paciles: Áreas ligeramente más bajas que las vetas y vetones, que se inundan ocasionalmente y donde coexisten almajos y otras plantas tolerantes a altas concentraciones de sal. Aquí, muchas especies animales encuentran un hábitat adecuado para reproducirse.

Ojos de la Marisma: Fuentes naturales de agua dulce que emergen cerca de los bordes de la marisma, proporcionando un recurso esencial para la fauna durante los periodos de sequía.

A pesar de su importancia, la conservación de las marismas enfrenta serios desafíos. Según Javier Castroviejo, exdirector de la Estación Biológica de Doñana, la cantidad de agua que llega a las marismas es insuficiente, y el agua que reciben está tan contaminada que su recuperación parece casi imposible.

En 2023, el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) reportó que el 59% de las grandes lagunas de Doñana no se han inundado desde al menos 2013. Además, las lagunas permanentes, como la de El Sopetón y la Dulce, ahora se secan con frecuencia, y la laguna de Santa Olalla, la mayor laguna permanente de Doñana, se secó completamente en el verano de 2022. El 80% de las lagunas se secaron antes de lo esperado y el 84% tuvieron una menor área de inundación. Estas condiciones reflejan la gravedad de la crisis hídrica que enfrenta este vital ecosistema.

Artículo obtenido de Wikipedia en su versión del 15/06/2024, por varios autores bajo la Licencia de Documentación Libre GNU.