Este templo constituye uno de los edificios románicos mejor conservados y se trata de un antiguo monasterio benedictino, que se encuentra en pleno barrio de El Raval de la ciudad condal.
Aunque no se tienen datos exactos sobre su origen, se estima que fue fundado a finales del siglo IX. Se fija esta fecha por la lápida sepulcral encontrada en el monasterio correspondiente a la tumba del conde de Barcelona Wifredo II Borrell, hijo de Wifredo I el Velloso, que falleció el 26 de abril del 911. Se cree también que fue el propio conde quien inició la construcción de una iglesia sobre los restos de un antiguo edificio religioso y que estableció ahí mismo una comunidad de monjes benedictinos. El monasterio se encontraba fuera de la protección de las murallas de la ciudad; de ahí su nombre, ya que se encontraba en pleno campo.
En lo que refiere al edificio, el claustro es pequeño y fue construido en el siglo XIII. Actualmente sólo dispone de una única entrada, con arcos de tres y cinco lóbulos. Los arcos se apoyan sobre columnas geminadas rematadas con capiteles decorados con motivos diversos como temática bíblica, escenas de caza, sirenas, guerreros, monstruos, animales o motivos vegetales. El edificio se encuentra rodeado de un jardín en el que se encuentra la antigua casa abacial construida entre el siglo XIII-XIV y principios del siglo XVIII.
La iglesia es de una única nave con planta de cruz griega. Tiene tres ábsides y una cúpula con transepto. El interior está cubierto con bóvedas de cañón. La portalada de la iglesia está enmarcada por dos columnas rematadas por dos antiguos capiteles visigóticos realizados en mármol. En el tímpano aparece una imagen de Jesús rodeado por los apóstoles San Pedro y San Pablo. También se puede apreciar una inscripción que invita a entrar a los visitantes.