La Real Parroquia de Santa Ana de Sevilla, es una iglesia parroquial de estilo gótico-mudéjar, cuya construcción se inició a finales del siglo XIII. Es conocida popularmente como la Catedral de Triana.
Comenzó a construirse en el año 1266, por orden del rey Alfonso X. Su origen se debe, según reza la inscripción de uno de sus muros, a la curación del monarca de una enfermedad que padecía en los ojos, mediante la intervención milagrosa de Santa Ana.
Del exterior se deben destacar tanto sus portadas como su torre.
La iglesia tiene tres portadas al exterior, la que mejor conserva su aspecto original es la lateral, correspondiente a la nave del evangelio, compuesta por un arco abocinado de forma ojival, con siete pares de columnillas rematadas con capiteles decorados con elementos vegetales, con sus correspondientes arquivoltas; la exterior acabada en una perfecta línea de puntas de diamantes más un baquetón en zig-zag. Toda la portada, realizada en piedra, se enmarca bajo un gablete apuntado sobre el que aparece el escudo de Castilla.
La torre se encuentra algo desplazada del cuerpo de la iglesia y puede fecharse hacia la primera mitad del siglo XIV, como prueban sus arcos polilobulados enmarcados en alfices.
En cuanto a su interior, conviene remarcar su retablo mayor, que está situado situado al final de la nave central. Se adapta a la forma poligonal del ábside donde se encuentra, y es una magnífica obra en madera dorada realizada por los artistas Nufro Ortega y Nicolás Jurate compuesta por tres cuerpos, siete calles y ático.