Santa Eulalia de Bóveda es un santuario tardo-romano del siglo III. Estaba dedicado a la diosa Cibeles y reconvertido al culto de Santa Eulalia. El edificio tenía dos plantas aunque en la actualidad solo se conserva la inferior o cripta que se encuentra casi en su forma original salvo la parte central de la bóveda que se perdió cuando se demolió la antigua capilla cristiana que ocupó el piso superior.
Anteriormente a la capilla cristiana, la segunda planta funcionaba a modo de Taurobolio. El taurobolio era una estancia para el sacrificio de un toro en la planta alta del edificio, sobre la parte central de la cripta y sobre el hueco que permitía la caída de la sangre del animal sobre la piscina de la planta inferior. La creencia en las propiedades sanadoras del bautismo de sangre hizo de su práctica algo muy habitual en la antigüedad, sobre todo en los siglos II y III. El Santuario de Cibeles se proyectó para una posible repetición del ritual en escaso tiempo y debió de permitir un gran número de sacrificios en su momento más popular. Al prohibirse el rito con la adopción del cristianismo, esta segunda planta perdió su función original y se transformó en capilla, convirtiéndose la planta baja en cripta. La cripta, de planta perfectamente cuadrada, tiene una longitud exterior de 12 metros de lado. Su estructura posee dos muros perimetrales, el exterior que realiza la función de contención de las tierras que la rodean en tres de sus caras, y otro interior que soporta la bóveda de la sala central. La cripta se abre al exterior por medio de una fachada con un pequeño atrio que da acceso a la puerta de entrada del recinto inferior.
En el interior de la cripta se conserva un maravilloso conjunto mural, que es el más importante de los que persisten en toda Hispania. La representación pictórica hace referencia directa a la relación que las aves y sus cantos tenían con el santuario y su funcionamiento como oráculo. Las aves vivas permanecían ocultas a la vista de los devotos y sus cantos proféticos resonaban sobre las pinturas de la bóveda en el interior de la cripta. Estas pinturas se localizan en la bóveda y representan a las sibilas en forma de aves y con un grado de conservación excelente. El conjunto posee perdices, faisanes, gallináceas, pavos reales (símbolo de la diosa), palomas, un ganso y un pato, entre motivos vegetales estilizados que representan el árbol sagrado de Atis, el pino y su fruto. Las pinturas murales inferiores desaparecieron al cristianizarse el santuario y seguramente hacían referencia a los misterios de la diosa.
El repertorio escultórico poco tiene que ver con la escultura clásica romana y más podría pasar por arte visigodo de siglos posteriores, pero indudablemente hace referencia directa a la diosa titular del santuario, así como al rito que se practicaba. En el fondo y presidiendo la ceremonia se encuentra como objeto de culto la "Piedra Negra", considerada de origen celeste y tenida como epifanía de la diosa Cibeles. Esta piedra se sustenta sobre una columna y se relaciona con unas imágenes en el atrio de unas avestruces encaramadas sobre una piedra en una esbelta columna, como personificación zoomórfica de la diosa.