La Basílica, Real Santuario y Parroquia de Santa María de la Victoria y de la Merced es una de las principales iglesias de la ciudad de Málaga, destacando por albergar la imagen de Santa María de la Victoria, patrona de Málaga y de su Diócesis y por su impresionante cripta de los condes de Buenavista.
Durante el sitio de la ciudad Fernando II de Aragón fue visitado por hermanos de la Orden de los Mínimos, que lo confortaron con el mensaje de San Francisco de Paula, su fundador, que le anunciaba una rápida victoria a ocurrir tres días después, como así fue.
La primitiva iglesia se construyó a principios del XVI y el estado en que se encontraba a fines del siglo XVII no soportaría la construcción de nuevos añadidos y ampliaciones, lo que aconsejó que se derribara y en su lugar se levantara otra de nueva planta, durando las obras desde 1693 hasta 1700, fecha en que se inaugura la nueva iglesia. Al principio, en la primitiva iglesia la Virgen recibía culto en la primera capilla del lado del Evangelio, hasta que en 1606 fue trasladada al altar mayor.
Desde el punto de vista arquitectónico, lo más destacado del conjunto es la torre camarín, uno de los primeros en construirse en España a semejanza del de Guadalupe o el de la Virgen de los Desamparados en Valencia.
A finales de la década de 1990, el Ayuntamiento reformó el entorno el edificio para ponerlo en valor. Para ello, numerosos edificios de la calle Fernando el Católico que estaban adosados a la antigua plaza fueron demolidos y sus terrenos, empleados para la ampliación de la plaza. La rampa de acceso al templo se trasladó de la calle Compás de la Victoria al cruce de Fernando el Católico con Mitjana. La plaza, que quedó con la configuración actual, se inauguró en 1998.
En 1993, se trasladaron los restos mortales del Siervo de Dios, en proceso de beatificación, D.José Gálvez Ginachero desde el cementerio de San Miguel a la cripta bajo la Capilla de la Inmaculada, donde reposan junto a los de su esposa Doña María Moll Sampelayo.