El Templo de Debod es un edificio del antiguo Egipto localizado al oeste de la plaza de España, junto al paseo del Pintor Rosales (parque del Oeste), en un alto donde se encontraba el Cuartel de la Montaña. Al ser trasladado a España, se situó de manera que conservase aproximadamente la misma orientación que en su lugar de origen, de este a oeste.
Fue un regalo de Egipto a España en 1968 en compensación por la ayuda española tras el llamamiento internacional realizado por la Unesco para salvar los templos de Nubia, principalmente el de Abu Simbel, en peligro de desaparición debido a la construcción de la presa de Asuán. En agradecimiento, Egipto donó cuatro monumentos a los países que respondieron a este reclamo en una manera significativa: Dendur a los Estados Unidos (se encuentra actualmente en el Metropolitan Museum de Nueva York), Ellesiya a Italia (Museo Egipcio de Turín), Taffa a los Países Bajos (Rijksmuseum van Oudheden de Leiden) y Debod a España.
Tiene una antigüedad de unos 2200 años. Su núcleo más antiguo fue quizás erigido bajo el faraón Ptolomeo IV Filópator, y decorado posteriormente por el rey nubio Adijalamani de Meroe hacia 200-180 a. C., siendo dedicado a Amón de Debod (Amani, en idioma kushita) e Isis, aunque a decir verdad la mayoría de los investigadores piensa que su erección fue obra de Adijalamani, interviniendo posteriormente Ptolomeo IV en él. Posee importantes añadidos de época ptolemaica y romano-imperial (del siglo I a. C. al II d. C.).
En septiembre de 2017, tras más de un año de cierre debido al mal funcionamiento de los sistemas de climatización, el Templo de Debod volvió a abrir sus puertas al público.
En origen, el templo de Debod se encontraba situado en la pequeña localidad que llevaba este nombre (Debod), en las orillas del río Nilo, próximo a la primera catarata, en la Baja Nubia, «país del oro», al sur de Egipto, muy cerca del lugar donde el Nilo corta al Trópico de Cáncer. Un poco más al norte, en la isla de Filé, se encontraba el gran santuario de la diosa Isis.
El templo de Debod formaba indirectamente parte de ese santuario, aunque su culto estaba dedicado al dios Amón de Debod. Teológicamente ligado a Filé desde el siglo I a. C., tendrá también una especial vinculación con otros templos de la zona. Esta región, fronteriza con el reino de Meroe, fue objeto de disputa entre los gobernantes egipcios y meroitas hasta el siglo I a. C., cuando el emperador romano Augusto estableció definitivamente la frontera.
A lo largo de su historia se han realizado más de doscientos grafitos sobre los muros del templo, desde los grabados por antiguos fieles, a los hechos por viajeros y exploradores ingleses, italianos y franceses del siglo XIX. La importancia de este tipo de documentos es que testimonian el uso diacrónico del edificio después de su abandono como templo. Desde este enfoque, sabemos gracias a estos grafitos que el templo recibió la visita de nómadas o seminómadas (presumiblemente blemios), que posteriormente pudo haberse convertido en una iglesia cristiana (o quizás en refugio de eremitas), que en época islámica también fue ocupado, y que recibió numerosas visitas de viajeros románticos de Occidente. Entre los grafitos de Debod destacan caravanas y rebaños de dromedarios, una gacela, una barca de remos, cruces patadas (coptas), contabilidades, inscripciones griegas, coptas, árabes (de carácter religioso) y una treintena de firmas de viajeros.