También conocida como Torre de la Atalaya, la Torre de Espantaperros es una torre albarrana situada junto a la alcazaba de Badajoz y a los Jardines de La Galera (que datan del siglo X). Es de origen almohade y de planta octogonal. Está catalogada como Bien de Interés Cultural.
A diferencia de las torres adosadas de la época, que suelen sobresalir poco o nada sobre la muralla principal y cuyo cuerpo suele ser prismático y de planta rectangular, las albarranas destacan sobre las otras por su mayor importancia formal y por su mayor elevación, que hacen de ellas un bastión defensivo difícil de conquistar, ejerciendo además de mirador de largo alcance para observar los movimientos de posibles enemigos.
Construida en 1169, mide veinte metros hasta la terraza principal, la cual está coronada por tres almenas por cara. Sobre este cuerpo principal se construyó un cuerpo cuadrangular a base de ladrillo. Se alza en el extremo meridional del recinto que cerraba la muralla defensiva. Esta torre albarrana está avanzada unos veinte metros de la citada muralla, conectándose con ella a través de un paso almenado. Su construcción estaba formada a base de tapial y la planta es muy característica de la época almohade, poligonal y preferentemente «ochavada» u octogonal, como ya se indicó.
La mayor parte de la torre es maciza, salvo sus dos plantas superiores, que constituyen dos cámaras anulares abovedadas. En su origen estaba rematada por una pequeña construcción cuadrada decorada con arcos entrecruzados, y posteriormente a su construcción, en el siglo XVI, se le añadió el templete de estilo mudéjar que ahora puede verse. Este remate mudéjar tenía la función de alojar una campana, que fue desmontada a finales del siglo XIX y que en la actualidad se conserva en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.
La torre tiene adosada una edificación llamada «La Galera», construida en el siglo XVI, y que fue destinada a hacer las funciones de cárcel, hospicio, escuela, etc. Recientemente ha sido restaurada.