Salón del Trono

El llamado Salón de la Reina, destinado a Doa Mara Amalia de Sajonia, esposa de Carlos III, pero que nunca llegó a llenarse porque falleció en 1760, cuatro años antes de que el Palacio fuera habitado, está dividido en tres cámaras que conforman este notable espacio. El arquitecto José Segundo de Lema llevó a cabo la petición del Rey Alfonso XII de conectar los tres comedores para celebraciones formales, y se puso en marcha en 1879 con la gran cena del segundo matrimonio del Rey con Mara Cristina de Habsburgo-Lorena.

Desde que Sachetti lo diseñó en 1737, este recinto es el único cuya finalidad nunca ha cambiado. Se terminó en 1772 y conserva toda su decoración original.

El aristócrata italiano Felice Gazzola fue el encargado de elegir a los pintores que decorarían la sala. La bóveda, diseñada por Roberto Michel, es sin duda el elemento más impresionante del palacio por el efecto de opulencia que ejercen sobre ella la escultura y el arte que la rodean.

Zona del Trono. Las paredes están tapizadas con terciopelo bordado con hilo de plata y las pinturas del techo son de Tiépolo.

Una de las últimas obras de Giambattista Tiepolo, el enorme fresco pintado muestra La grandeza y el poder de la monarquía española. El trono español aparece protegido por Apolo y Minerva, así como por imágenes de las Virtudes. En el lado opuesto vuelan pequeños tortolitos con la insignia de la Orden del Toisón de Oro. El tema general del conjunto es la exaltación de la monarquía y del actual gobernante. Destaca especialmente la zona del zócalo, donde se muestran alegorías realistas y variadas de las numerosas zonas y posesiones españolas, junto con sus características distintivas.

Tanto el diseño de los bordados como la disposición de las consolas y los espejos, dispuestos por parejas y todos únicos pero con la misma estética, son obra de Giovanni Battista Natali de Piacenza. El terciopelo de la colgadura se tejió en Génova y es de color rojo rubí con bordados de plata dorada. La decoración de Natali y las pinturas de Tiépolo constituyen una de las cumbres del rococó español. La tela que cubre las paredes es nueva, en sustitución del terciopelo anterior, muy deteriorado, aunque se le haya copiado el bordado original. Esto es similar a la Cámara de Gasparini.

La mayor parte de las esculturas expuestas en esta cámara proceden de la colección que se llevó del Real Alcázar. Esto se debe a que la dinastía borbónica intentó establecerse como descendiente directa de la Casa de Austria. Destacan también algunas esculturas de bronce de la serie de los "Planetas" del artista flamenco Jacques Jonghelinck, un grupo de estatuas de las "Virtudes Cardinales" de René Frémin, relojes de John Ellicott y Ferdinand Berthoud, y los leones de bronce que flanquean el trono real, obra de Matteo Bonarelli de Lucca. La cámara está iluminada por arañas venecianas construidas en plata y cristal de roca. Cuando Velázquez ejercía de aposentador real y supervisaba directamente la decoración de los Reales Sitios, trajo de Italia tanto las esculturas de los planetas como los leones sentados en el trono.

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