La Ópera Real de Versalles es el principal teatro y sala de ópera del Palacio de Versalles. Diseñada por Ange-Jacques Gabriel y decorada por Augustin Pajou, fue construida íntegramente de madera, pintada para simular mármol mediante la técnica del falso mármol. Este elegante edificio se encuentra en el extremo norte del ala de los nobles, con acceso público a través de un vestíbulo de dos pisos.
La ópera se inauguró el 16 de mayo de 1770 con "Persée" de Jean-Baptiste Lully, celebrando el matrimonio del delfín, el futuro Luis XVI, con María Antonieta. Puede transformarse de un teatro de ópera y drama con capacidad para 712 personas, a una sala de banquetes para 1,200 personas al elevar el piso de la orquesta al nivel del escenario. Algunas áreas, como los aposentos del rey, son tempranas expresiones del "estilo Luis XVI".
La creación de teatros en Versalles comenzó con la salle de la Comédie en 1681, que sirvió hasta 1769. Luis XIV también ordenó un pequeño teatro en el Gran Trianón, destruido en 1703. Versalles necesitaba un teatro para producciones más complejas, lo que llevó a convertir el Grand Manège en un espacio para espectáculos elaborados. Sin embargo, la construcción de un gran teatro se detuvo en 1688 por la Guerra de los Nueve Años, retomándose bajo Luis XV en 1763.
La construcción de la Ópera Real comenzó en 1765, utilizando un diseño ovalado innovador que permitía duplicar el espacio del piso. La ópera, diseñada no solo como teatro sino también como salón de baile y banquetes, fue inaugurada en 1770. En 1789, se celebró un banquete famoso por sus implicaciones políticas, siendo el último evento antes de la Revolución Francesa.
A pesar de su excelente acústica y opulento diseño neoclásico, con decoraciones que representan a Apolo y los dioses olímpicos, la ópera se utilizó poco durante el reinado de Luis XVI debido a los altos costos. Las pocas ocasiones en que se usó se convirtieron en eventos destacados de la época. La Ópera Real de Versalles sigue siendo uno de los teatros más notables del siglo XVIII, ejemplificando la riqueza y sofisticación del arte y la arquitectura francesa de la época.