La catedral de Zamora, dedicada al Salvador, se inscribe dentro del denominado románico del Duero, distinguiéndose por ser la más pequeña y la más antigua de las once de la Comunidad de Castilla y León.
Su planta es de cruz latina con tres naves de cuatro tramos, las laterales con bóveda de arista y la central de crucería simple.
Los tres ábsides que tenía en origen fueron sustituidos por una cabecera gótica en el siglo XVI.
En el crucero se alza un cimborrio con un tambor de 16 ventanas sobre el que se levanta una cúpula de gallones revestidos con escamas de piedra y soportada con pechinas de clara influencia bizantina. Es el elemento más llamativo, bello y original del templo, y un verdadero símbolo de la ciudad.
Hay que destacar también el coro, que fue construido entre 1512 y 1516 por Juan de Bruselas. La sillería del coro destaca por la abundancia de temas de carácter profano: escenas basadas en fábulas, proverbios, refranes, mitología y también de la vida cotidiana.
En el muro izquierdo del presbiterio de la catedral se encuentra colocado un epitafio, compuesto entre 1620 y 1621 por Alonso de Remesal, en el que se afirma que la infanta Sancha Raimúndez, hija de la reina Urraca I de León y hermana de Alfonso VII de León, fue sepultura allí.