La colegiata de Santa María o concatedral de Vigo es un templo católico. Comparte la sede catedralicia de la diócesis de Tuy-Vigo con la catedral de Tuy.
Su construcción data de principios del siglo XIX, cuando vino a sustituir a la antigua colegiata, dañada tras la explosión de un polvorín en 1809.
El proyecto fue encargado a Melchor de Prado y Mariño, académico de la Real Academia de San Fernando quien lo presentó en 1811, si bien las obras no comenzaron hasta 1816 debido a la guerra contra la invasión napoleónica. Las obras fueron concluidas en 1838, con la construcción del tabernáculo y de los altares laterales.
Caben resaltar los grandes mosaicos que se albergan en su altar mayor, obra del prestigioso mosaista español Santiago Padrós caracterizados por dos características: la monumentalidad y la geometrización del paisaje. En sus pilares de arco Padrós situó sendos ángeles, uno portando las tablas de la Ley y el otro los Santos Evangelios, siendo especialmente interesantes las ciudades que a los pies de ambos ángeles se ven: por un lado la ciudad de Estambul (la antigua Constantinopla) y por otro la ciudad de Roma donde Padrós barajó un rico elenco de imágenes (puede apreciarse la pirámide de Caio Cestio y el Coliseo).
Existen registros de la existencia de una iglesia advocada a Santa María situada en Vigo desde al menos el siglo XII. Así aparece en un documento de 1156 en el cual se reparten las parroquias de la diócesis de Tuy entre el obispo Don Pelayo Méndez y su cabildo. También aparece mencionada en otro documento de 1170 por el que el rey Fernando II de León le otorga la iglesia al obispado como compensación por otros territorios tomados para la Corona.