Fachada y Puerta de la Coronería

En el hastial del brazo norte del crucero, a la altura de la calle Fernán González pero a un nivel varios metros superior al suelo de la iglesia, se encuentra la portada de la Coronería, o Puerta de los Apóstoles, que desde el interior de la catedral se comunica con la nave mediante la Escalera Dorada de Diego de Siloé, siendo el autor de los antepechos de la barandilla el maestro Hilario, con diseño también de Diego de Siloé.4 Entre 1250 y 1257, artesanos asociados al maestro Enrique, también conocido como el Maestro de la Coronera, crearon esta obra maestra. Aunque el estilo es inconfundiblemente gótico, varios de los temas escultóricos remiten al arte románico. Además, en 1786, el arco gótico ajimezado que mostraba a Dios Padre fue sustituido por un arco de medio punto de estilo barroco con enormes dovelas que rodeaban la puerta. El cabildo cerró esta puerta poco después de que comenzaran las reformas, ya que la constante afluencia de residentes que transportaban comestibles y utensilios de cocina a los niveles inferiores de la ciudad se estaba convirtiendo en una molestia. También se detuvo la procesión religiosa de los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela, que ya habían entrado en la catedral por la Coronera.

En la plaza frente a la Coronera.

Sobre columnas pareadas con capiteles vegetales en el zócalo inferior se levanta una secuencia de arcos ciegos apuntados y trilobulados apuntados que se prolongan por el muro circundante formando frisos. Encima de esta galería ciega de trilobos y columnillas se alza un Apostolado completo de estatuas esféricas, casi de tamaño natural. Hay doce en total, con seis a cada lado montadas en el muro y dos a cada lado de las jambas.

La arquivolta interior presenta relieves de serafines, la intermedia relieves de ángeles turiferarios y la exterior relieves de escenas de ultratumba. El Juicio Final está representado en dos mitades en el tímpano. En el dintel, justo encima de la puerta, hay una larga escena en relieve, presidida por San Miguel con una balanza que pesa las almas, rodeado a la izquierda por demonios que intentan cambiar el peso de los pecados a su favor, así como por los condenados que son llevados al infierno, y a la derecha por una casita con una puerta abierta que representa la entrada al paraíso, donde ya hay algunos nobles, un rey, una reina, un monje con capucha y un monje franciscano, el Beato. Esta representación iconográfica de la psicostasis se remonta al arte románico. La Déesis, un motivo románico frecuente, representa a Cristo entronizado como juez universal, con los brazos levantados para mostrar la herida de su costado, y la Virgen María y San Juan de pie a ambos lados, suplicando perdón en nombre de las almas de los miserables. Sobre la cúspide del tímpano, unos ángeles montados en nubes muestran el emblema de la Pasión. Varias de las fotografías de este portal hacen un intento de dramatismo mediante expresiones gestuales que las contextualizan en una tendencia más naturalista de sabor definitivamente hispánico, en lugar del pleno clasicismo francés.

La referencia más evidente es la vecina Puerta del Sarmental, cuyo perfecto equilibrio no logra alcanzar, pero también se le relaciona con el Juicio Final de la fachada occidental de la Catedral de León y con los temas iconográficos de las catedrales de Reims y Chartres.

Encima de la ventana de triple arco escalonado hay una galería de tres arcos apuntados, con parteluces y tracería de tres círculos cuadrilobulados; la galería está rematada por agujas caladas. En los parteluces hay doce estatuas coronadas que representan la monarquía castellana, y las enjutas de los arcos están adornadas con ángeles torreados. Al igual que la portada del Sarmental, el hastial de la Coronera está rematado en su parte superior por una barandilla arqueada.

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