Al acceder a esta sala, el visitante puede sorprenderse ante esculturas que nada tienen que ver con la obra de las otras salas. Parece que nos hemos adentrado en un museo diferente; y es que, de alguna forma, lo es.
Esta sala acoge la primera época artística de Ángel Mateos, su etapa figurativa, correspondiente a la década de los años 60. En ella se encuentran las claves de lo que será su obra de madurez y la más representativa como escultor.
En esta temprana escultura, el joven escultor está buscando su camino en el arte, y este estará marcado por unos principios que ya en esta sala se evidencian: el respeto a la naturaleza y su pasión por emularla, por crear.
La mayor parte de las obras de esta sala corresponden a la serie Acantilados, en las que podremos observar un primer grupo más figurativo al acceder a la sala, y otro grupo al fondo, donde su obra comienza a alejarse de la figuración. Todas ellas tienen el referente natural como punto de partida, si bien desde una representación subjetiva muy expresionista.
Cabe destacar la obra “El Guerrero”, que cierra esta etapa y contiene la clave para entender el paso de la figuración a la abstracción en Ángel Mateos. Se encuentran en esta sala, además, la única talla en granito y su única obra en bronce de la colección.
Si el visitante si quiere un recorrido cronológico de la sala, localice una pequeña talla en granito titulada El Beso.