Más conocida como Torre Bellesguard, la Casa Figueras, fue proyectada por el arquitecto modernista Antoni Gaudí y construida entre 1900 y 1909, aunque diversos trabajos secundarios se prolongaron hasta 1916, finalizados ya por los ayudantes de Gaudí. Así pues, se encuentra a los pies de la sierra de Collserola, en Barcelona, en el barrio que fue la antigua localidad de San Gervasio de Cassolas, hoy parte integrante de la Ciudad Condal.
En el terreno donde se construyó la casa hubo en época medieval un castillo erigido por Martín I el Humano, el último rey de Aragón perteneciente a la Casa de Barcelona. Fue este monarca el que bautizó el lugar como Bellesguard («bella vista»), por su magnífica panorámica del llano de Barcelona. De este antiguo castillo subsistían unos restos de muralla y dos torres semiderruidas que Gaudí integró en el proyecto de la casa. Con esta inspiración, el arquitecto diseñó un conjunto que recuerda a un castillo medieval, que destaca por su gran verticalidad y sus soluciones cercanas a la arquitectura gótica, aunque con un fuerte sello personal, como es característico en todas sus obras.
Gaudí contó con la colaboración de Domingo Sugrañes, quien hizo los bancos de azulejos de la puerta de entrada, el arrimadero alicatado de la escalera, la casa del portero y la caseta del pozo; y Juan Rubió, quien construyó el viaducto de desvío del camino que pasaba por la finca.
Esta obra pertenece al período neogótico de Gaudí (1888-1898), etapa en que el arquitecto se inspiró sobre todo en el arte gótico medieval, el cual asumió de forma libre y personal, con la pretensión de mejorar sus soluciones estructurales. El neogótico fue en aquella época uno de los estilos historicistas de mayor éxito, sobre todo a raíz de los estudios teóricos de Viollet-le-Duc.
El autor hizo un proyecto neogótico, para el que respetó al máximo los restos del antiguo castillo medieval. Como siempre, procuró integrar la arquitectura en el marco natural circundante, por lo que realizó la construcción con la piedra de pizarra que halló en la zona. El edificio es de planta cuadrada de 15 × 15 m y 19,5 m de altura, con una superficie de 900 m². Tiene los vértices del cuadrado orientados a los cuatro puntos cardinales, que coinciden también con los cuatro brazos de la cruz que remata la torre. Presenta dos cuerpos adosados: la galería del salón, de forma achaflanada; y la caja de escalera, rematada por una alta torre coronada con una cruz de cuatro brazos, típica de Gaudí.
El interior del edificio contrasta con el exterior por su blancura y luminosidad, que se contrapone al tono gris de la pizarra exterior. El semisótano albergaba las caballerizas, el bajo estaba destinado al servicio, la planta noble al comedor, salas y dormitorios, y el desván al lavadero. Las paredes están recubiertas de yeso y pintura de cal, con formas onduladas de aire mudéjar.
El semisótano tiene un techo de bóvedas tabicadas de cañón seguido escarzano, con lunetos, sostenida por pilares cilíndricos con capiteles a la bizantina.
El vestíbulo de entrada, de 10 m de altura, presenta una falsa bóveda de arcos lobulados, con una fuente realizada por Sugrañes y una lámpara de siete metros de altura, de forma poliédrica —formada por 22 caras triangulares— y vitrales de intensos colores. El ayudante de Gaudí realizó también el arrimadero de la escalera, elaborado con azulejos con figuras de dragones y gallos, en alusión al escudo de Margarita de Prades. En la esquina hay una campana y, en una pared, una placa escultórica de hierro en relieve que representa a san Jorge matando al dragón, junto con la inscripción Déu vos guard («Dios os guarde»).