En esta serie, Espaciales, Ángel Mateos comenzó a trabajar con el hormigón encofrado como material definitivo. Mateos descubrió las posibilidades de este material, en el que encuentra el medio perfecto para expresar su naciente predilección por lo concreto y rotundo. Esta elección fue determinante para el desarrollo de su escultura, pues tuvo como resultado una perfecta identificación entre el material y la obra.
Ya en los títulos de las primeras obras de esta serie se evidencia su pasión por el material: Maclas en Hormigón, Paisaje en Hormigón, Tiempo del Hormigón…-, un material del que dirá que es “el más representativo del s.XX”.
Son obras de estructura geométrica y fuerte angulosidad, en las que el hormigón les proporciona un efecto de masa unitaria, monolítica. Resulta sorprendente la cercanía formal de estas obras con la arquitectura Brutalista europea del siglo XX.
En la textura del encofrado, muy presente, observamos las diferentes direcciones en la disposición de las tablillas, detalle que refuerza su carácter expresionista.