En los años 80 Mateos despliega una energía arrolladora que le lleva a realizar hasta seis exposiciones individuales de forma consecutiva. Esta serie denominada Horizontales, corresponde a 1981, momento en que un cambio de postulados, lleva al escultor a situar el eje de sus esculturas en horizontal. Con ello, el carácter monumental que poseía su obra anterior, se vuelve ahora rotundamente arquitectónico.
En estas piezas, el paralelismo de unos planos que comprimen el espacio, dispuestos en severa perpendicularidad con el resto de paramentos, favorecen el carácter arquitectónico de esta serie, potenciado además, por una textura del encofrado dispuesta igualmente en horizontal.
Muchas de ellas presentan planos voladizos ustentados en uno o varios pilares de apoyo, que proporcionan a la obra un aspecto de grandes estructuras. Si las primeras obras de Mateos tenían paralelismos con la arquitectura brutalista, en esta etapa los paralelismos se dan con la arquitectura internacional, y en especial con la obra del arquitecto Frank LLoyd Wright, uno de sus máximos exponentes y por quién Ángel Mateos sentía especial respecto y admiración.
Pero no hay que confundirse, Ángel Mateos es un escultor y nunca renunció a la libertad creadora de la escultura. Su obra está impregnada de potencia monumental y por ello puede sugerirnos grandes arquitecturas. En palabras del autor: “…en su relación con la arquitectura, la escultura tradicional ha sido entendida como un elemento ornamental o aditivo de la arquitectura. Por el contrario, estas esculturas están concebidas para ser ellas un todo.